El archipiélago
Ya va tomando forma el gabinete de Colom, pero cómo ha costado, dios mío, cómo ha costado. Uno pensaría que después de años de buscar la presidencia, ya tendría un equipo listo y hasta chambeando de antemano.
Estaba tan nebulosa la cosa, que Colom, próximo a la alucinación alcaloidal, incluso sugirió en su momento la posibilidad de conformar un gabinete con miembros de múltiples partidos. Pronto le explicaron que tal cosa era una mulada.
Estoy convencido de la cooperación interpartidaria es sana, pero seamos realistas: no es algo que pueda darse bien a nivel de gabinete de gobierno, y en realidad infantiliza todo el proceso democrático. Incluso yo diría que un gabinete plural sólo puede establecerse con oportunistas y especuladores. Nadie en su sano juicio acepta un cargo que lo terminará eventualmente alejando de su propia comunidad ideológica y condenando de facto al ostracismo. Nadie levemente cuerdo desea derrochar el capital político acumulado ni convertirse en una especie de islote raquítico y agazapado en el seno de la gestión tutelar. Es como ya dijera el poeta –cubano– Virgilio Piñera en un famoso verso: “la maldita circunstancia del agua por todas partes”. Pero incluso hay algo peor que estar rodeado claustrofóbicamente de agua y no poder prosperar a ningún lado: me refiero a estar rodeado de otras islas también ellas políticamente cortocircuitadas. Digamos que en cuanto a la administración pública se refiere, la peor figura, la más inoperante, es la del archipiélago.
Bastante sospechoso ha sido todo este demorarse alrededor del tema del gabinete, que algunos juzgarán como prudencia, pero esta clase de prudencia ya se iba pareciendo más al estreñimiento. Y si bien no queremos otro presidente que se cague en todo, tampoco por ello queremos lo contrario.
(Columna publicada el 22 de noviembre de 2007.)
Estaba tan nebulosa la cosa, que Colom, próximo a la alucinación alcaloidal, incluso sugirió en su momento la posibilidad de conformar un gabinete con miembros de múltiples partidos. Pronto le explicaron que tal cosa era una mulada.
Estoy convencido de la cooperación interpartidaria es sana, pero seamos realistas: no es algo que pueda darse bien a nivel de gabinete de gobierno, y en realidad infantiliza todo el proceso democrático. Incluso yo diría que un gabinete plural sólo puede establecerse con oportunistas y especuladores. Nadie en su sano juicio acepta un cargo que lo terminará eventualmente alejando de su propia comunidad ideológica y condenando de facto al ostracismo. Nadie levemente cuerdo desea derrochar el capital político acumulado ni convertirse en una especie de islote raquítico y agazapado en el seno de la gestión tutelar. Es como ya dijera el poeta –cubano– Virgilio Piñera en un famoso verso: “la maldita circunstancia del agua por todas partes”. Pero incluso hay algo peor que estar rodeado claustrofóbicamente de agua y no poder prosperar a ningún lado: me refiero a estar rodeado de otras islas también ellas políticamente cortocircuitadas. Digamos que en cuanto a la administración pública se refiere, la peor figura, la más inoperante, es la del archipiélago.
Bastante sospechoso ha sido todo este demorarse alrededor del tema del gabinete, que algunos juzgarán como prudencia, pero esta clase de prudencia ya se iba pareciendo más al estreñimiento. Y si bien no queremos otro presidente que se cague en todo, tampoco por ello queremos lo contrario.
(Columna publicada el 22 de noviembre de 2007.)
2 comentarios:
Y para mas joder recorda que fue Arzu el que le dijo que mejor no lo hiciera, jaja, si mas sabe el diablo por viejo... ta jodido que le esten diciendo que hacer, a mi lo que realmente me molesto un chingo es que de mamón fuera dar la visita a la embajada gringa, ¿acaso hay que pasar en cada una en romería?, una cosa es saber que somos neo colonia y otra que nos lo retrieguen en la carota, jaja, cosas del orgullo pues.
yo espero la columna como agua de mayo, algo de humor negro, como leer a Bierce!
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