Ángeles torcidos
Asistí al concierto de los Héroes, no por ser fan duro, sino porque por nada del mundo me iba a perder semejante orgía sociológica.
De hecho el sonido de esta banda me ha parecido siempre un poco extemporáneo, desplazado, un poco venido de un lugar que yo me he emperrado en olvidar, como se trata de olvidar un pasado infamante y oprobioso. Sus canciones han sido puestas hasta la náusea en bares y cantinas patrioteras, siempre habitaciones sin vista, sótanos con ventanas a ninguna parte... Los Héroes del Silencio, curiosamente españoles, son el símbolo de la inercia nacional (que el concierto se haya realizado un quince de septiembre no resulta extraño). Intestino autodevorándose, loop de Ourobouros... La vuelta de los Héroes a los escenarios no es sino otra tautología en una secuencia peristáltica de tautologías.
Una hermosa sorpresa entonces verlos reventar tan duro y tan bien. La empatía y la individualidad… Bunbury sigue siendo esa energía poética al servicio de los mejores cuchillos del rock´n´roll. Hay que admitir que los Héroes del Silencio consiguieron establecidamente una línea propia de expresión –aún dentro de la esfera tan impositiva y a veces anacrónica del heavy. Si a ello añadimos los juguetes que trajeron –parafernalia escénica digna del Burj Al Arab– y por demás el amor declarado que estos señores de Zaragoza tienen por Guatemala…
Pero lo que más me gocé del espectáculo fue a los camisas negras: esos ángeles borrachos, torcidos, que van caminando abrazados, manoseándose sin saberlo, y que no difieren en absolutamente nada –salvo el atuendo– a los bolos mames de Todos Santos, el primero de noviembre. Por supuesto que una miserable valla no supo detenerlos y así tomaron lo que patrimonialmente les correspondía desde siempre: el VIP, en el concierto de los Héroes.
(Columna publicada el 20 de septiembre de 2007.)
De hecho el sonido de esta banda me ha parecido siempre un poco extemporáneo, desplazado, un poco venido de un lugar que yo me he emperrado en olvidar, como se trata de olvidar un pasado infamante y oprobioso. Sus canciones han sido puestas hasta la náusea en bares y cantinas patrioteras, siempre habitaciones sin vista, sótanos con ventanas a ninguna parte... Los Héroes del Silencio, curiosamente españoles, son el símbolo de la inercia nacional (que el concierto se haya realizado un quince de septiembre no resulta extraño). Intestino autodevorándose, loop de Ourobouros... La vuelta de los Héroes a los escenarios no es sino otra tautología en una secuencia peristáltica de tautologías.
Una hermosa sorpresa entonces verlos reventar tan duro y tan bien. La empatía y la individualidad… Bunbury sigue siendo esa energía poética al servicio de los mejores cuchillos del rock´n´roll. Hay que admitir que los Héroes del Silencio consiguieron establecidamente una línea propia de expresión –aún dentro de la esfera tan impositiva y a veces anacrónica del heavy. Si a ello añadimos los juguetes que trajeron –parafernalia escénica digna del Burj Al Arab– y por demás el amor declarado que estos señores de Zaragoza tienen por Guatemala…
Pero lo que más me gocé del espectáculo fue a los camisas negras: esos ángeles borrachos, torcidos, que van caminando abrazados, manoseándose sin saberlo, y que no difieren en absolutamente nada –salvo el atuendo– a los bolos mames de Todos Santos, el primero de noviembre. Por supuesto que una miserable valla no supo detenerlos y así tomaron lo que patrimonialmente les correspondía desde siempre: el VIP, en el concierto de los Héroes.
(Columna publicada el 20 de septiembre de 2007.)
4 comentarios:
ssaludos entonces de un angel negro, pague 270 por dos general y acompañadito logre llegar a 15 mts del ecenario.
aunque no hubo nada nuevo en las interpretaciones, solo el show bastaba... no se si viste al cuate que corria sin camisa vendiendo mota a 10 pesos? y eso si los porros estaban galanes.
saludos bro: haber si te caes en mi saga de heroes drogoconfeso.blogspot.com
Sí, sí, lo vi! Ese pisado hizo billete, seguro. m.
Con los brazos de la fiebre
que aún abarcan mi frente
lo he pensado mejor.
Y desataré las serpientes de la vanidad.
El paraíso es escuchar,
el miedo es un ladrón
al que no guardo rencor
y el dolor es un ensayo de la muerte.
En la piel de una gota
mis alas volvieron rotas.
Y entre otras cosas
ya no escriven con tinta de luz.
El paraíso deviene en infierno
y luego se quema.
Y sin que nadie se mueva,
¿quien lo arregla?
Gestado en mis escombros
de pastoso paladar
el disparate del caos
me derroto con palabras de alabanza.
En la piel de una gota
mis alas volvieron rotas
y entre otras cosas
ya no escriven con tinta de luz.
PARA LOS ANGELES CAIDOS DEL CIELO COMO UNA GOTA CON LAS ALAS ROTAS EN CAIDA LIBRE A LAS LLAMAS ARDIENTES DE LA REALIDAD, 2 PREGUNTAS 1) QUE QUISO DECIR CON YA NO ESCRIBEN CON TINTA DE LUZ 2) EL PARAISO ES ESCUCHAR. SERA CIERTO? REALMENTE QUEREMOS ESTAR EN EL PARAISO?... ESTUBO BUENO EL CONCIERTO SOLO QUE EN LO PERSONAL EL ROCK ME PARECE DELIRANTE PERO ADICTIVO. QUIEN SABE LAS RESPUESTAS A LAS DOS PREGUNTAS QUE HABLE! GRACIAS.
En efecto, adictivo. Me fascina el rock, pero no como una nación a defender. No convirtamos el rock en una secta! Escuché a un pendejo locutor -por mera casualidad, radiozapeando- decir la otra vez que yo estaba escribiendo sobre algo que no conocía. Yo llevo en la movida del rock por lo menos quince años. Comencé escribiendo de rock, de hecho. He ido a millones de toques. Entrevistado a cualquier cantidad de rockeros. Trabajado como periodista activo al servicio del rock durante años. En la sección de cultura de El Periódico apostamos por el rock cuando la movida apenas estaba en formación, completamente embrionaria y caliginosa. Sobre todo, conozco la energía del rock; es una energía poderosa y espiritual. Lamentablemente, hoy en día no hay nada más intolerante, obnubilado, e inconsciente, que un rockero. m.
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