'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Balance

Balance.­– No es tanto que sea muy listo ni que sepa cosas de filosofía; no es que tenga dinero, en un sentido realmente notable; no es que pueda cantar el blues, hasta donde yo sepa; y tampoco que sea un gran caballero de aquellos; no tiene idea de cómo arreglar el lavamanos; y ni siquiera es tan bueno en la cama; no percibo que pueda protegerme; su familia es realmente patética; en cierto modo es un inútil; tiene miedo a los perros; y de guapo nada tiene; no está iluminado; es un pelele; un nadie. Pero algo; algo hay en él; una especie de luz; una forma de sonreír; la gente cambia a su lado; las cosas de pronto suceden; siento que puedo ser yo misma; circunstancias emergen de la nada; y todo toma un aire divertido y cómico; y ese tedio, ese asco, esa ilusión de morirme; ese elefante vasto que me atropella por dentro; ese pesado aceite en donde se ahogan mis pájaros; todo se borra y da lugar a una pequeña sensación infinita; y los leones que antes dormían ahora nos lamen las manos. 

Todos bebieron anoche.­– Todos bebieron anoche. Y cuando digo todos, quiero decir todos. El mundo entero. Se vieron hombres esnifando el vómito de otros hombres. Mujeres corriendo en llamas en las inagotables mansiones. Ah, los buenos ratos. Terminada la fiesta, quedó una gran resaca, y el calentamiento global. 

Varón.– Aunque te has venido preparando para este momento, esta angustia está situada más allá de todas las fuerzas y todos los cálculos. Todos entenderás si caes, varón. 

Estás loca.– ¿Cuál es tu enfermedad de hoy? ¿Cuál es tu paranoia de hoy? ¿Cuál tu obsesión, mujer? Estás completamente loca. Lo cual no sería tan grave, y no sería así de catastrófico, si yo no estuviera crazy también. 

El hombre nuevo.– Aquel que llenaba la entrada de tu casa de estiércol, aquel que regaba las cenas familiares con bilis, aquel que terminaba siempre cubierto en sangre, ha cambiado. He cambiado. La lluvia me ha limpiado. Ya sé que no me crees. Pero eso es porque eres una bruja maldita.  

No es tuya la vida.– Ellos triunfan. Tú, hermano, fumas un cigarro, en el balcón fatídico, o vas a sentarte debajo de la vieja ceiba –tan cancerada– a comer un helado, otro. ¿Te gusta eso? ¿No estar en llamas? Pues sí, pues un poco. Es inútil pretender que vas a elegir eso que de todos modos otro ya eligió por ti. No es tuya la vida: eso tienes claro. Así que sé agradecido. Muchos no tienen tanta claridad. Muchos creen que esta relación les pertenece, que julio es factible. Ni julio es factible, ni hay respuestas, solo rayos sinápticos en un cerebro implorando sentido. Julio. Balcón. Helado. Esta desolación, este balada para nadie, para ninguno, también es una forma de ganar. 

Fuego fuiste.­– Es extraño eso de que hayas querido ser incinerado. ¿Por qué el fuego querría ser quemado? Tan fuego fuiste que tenemos miedo que el mar arda cuando tiremos en él tus cenizas. Así de colosal fue siempre tu llama. 


(Buscando a Syd publicada el 26 de julio de 2018 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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