'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







La poesía de los idiotas


Está la controversia en torno a esa portada del New Yorker que coloca a Obama vestido de musulmán, y a su mujer de terrorista, generando un revuelo que uno podría juzgar de barbárico y completamente incoherente, si no fuera por el contrario tan ordenado y lívidamente diseñado: la cretinización–ultraderechización–escletorización de la consciencia mediática estadounidense. Es una vergüenza cómo una revista acreditada por unas ocho décadas de trabajo como el New Yorker es carne de carroña de tantos programitas oportunistas nacidos bajo la era Bush, poesía política para idiotas.

Con este episodio se corrobora lo que ya sabíamos: que para un montón de gringos la categoría musulmán es lo mismo que la categoría mierda. Pero además queda en evidencia algo también triste: que Obama –que se supone es medio listo– es preocupantemente elemental como sus adversarios, declarando que la caricatura es un insulto para los musulmanes. Una de tres: o el buen Obama está esquivando, o no entiende nada de nada, o es un oportunista cuatrero él también, y todas las soluciones son igual de miserables.

Lo que dijo es pobre. Es tan absurdo como decir que Goya era bonapartista por pintar a los franceses fusilando a sus compatriotas. O que Passolini era un pedófilo colaboracionista mussoliniano por filmar Saló o los 120 días de Sodoma. Quiere decir esto que lo que se ha perdido –además de la ironía, el estado cumbre de toda civilización– es esa cualidad cinematográfica, sofisticada y profunda de representar miradas ajenas, sin que se le transfiera –chamánica, primitiva, y supersticiosamente– al artista o intelectual el efecto de ser en alguna medida propias. La alteridad misma se fue al caño.


(Columna publicada el 24 de julio de 2008.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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